Un país prevenido vale por diez

Escrito por Juan Manuel Benites, 6 Marzo 2019.

Históricamente, el Perú republicano no ha tenido cultura de prevención. Ello ha generado que los fenómenos naturales extremos hayan ocasionado impactos significativos que han afectado directamente a las personas, las actividades económicas y la infraestructura.

Hasta hace poco, el concepto de resiliencia al cambio climático le parecía a muchos un nuevo cliché construido por la sociedad científica, que buscaba atraer la atención de la gente con mensajes apocalípticos. Sin embargo, los recientes acontecimientos catastróficos han reavivado los temores y la necesidad de tomar acciones preventivas como eje central de nuestro modelo de desarrollo a largo plazo. Porque si bien el riesgo cero no existe frente a la naturaleza, podemos mitigar los daños implementando una política de Estado de prevención.

Distintos cálculos hechos por instituciones públicas y de cooperación internacional, han estimado que por cada sol que se invierta en prevención, se puede evitar daños por casi diez veces. Además de recursos económicos, para lograrlo se requiere una institucionalidad eficiente, con liderazgo, recursos humanos y consciencia ciudadana.

Distintos cálculos hechos por instituciones públicas y de cooperación internacional, han estimado que por cada sol que se invierta en prevención, se puede evitar daños por casi diez veces

En esta línea, en el 2011 se dio un primer paso con la publicación de la Ley del Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (SINAGERD), que crea la institucionalidad para hacer frente a los fenómenos naturales. No obstante, aún se estaba lejos de que el Estado tuviese capacidad de respuesta frente a la ocurrencia de fenómenos naturales. Los recursos asignados a prevención eran ínfimos y las entidades del Estado, incluyendo las Fuerzas Armadas, no contaban con equipamiento o éste era claramente insuficiente y obsoleto.

A partir del 2012, la prevención, preparación y equipamiento se incorporaron expresamente en el presupuesto de la República. Tal es el caso del programa presupuestal 068 (reducción de la vulnerabilidad y atención de emergencias por desastres), así como la compra de equipamiento militar y policial para atender emergencias.

Precisamente, la evolución en la disponibilidad de recursos públicos para la prevención puede reflejar cómo es que se ha ido tomando mayor consciencia de la importancia de estar preparados. Durante el gobierno de Alberto Fujimori se ejecutó un presupuesto especial de prevención ante la llegada de El Niño de 1998 equivalente a 0,5% del presupuesto total de la República. En los gobiernos de los presidentes Toledo y García, la asignación presupuestal para prevención fue en promedio menor al 0,2% de los Presupuestos Iniciales de Apertura (PIA) del Sector Público. En el período 2012-16 esta participación se cuadruplicó hasta alcanzar el 0,8% del PIA. Mientras que en lo que va del presente gobierno la asignación para prevención (PP068) alcanza el 0,6% del PIA.

Lo dicho en el punto anterior guarda correlato con los impactos diferenciados que han tenido algunos fenómenos naturales. En 1983 los daños producidos por el FEN (incluyendo el efecto infraestructura, según el BCRP) fue de casi 7,8% del PBI. En 1998 el impacto se redujo a 5,1% del PBI. Y en el 2017 distintos cálculos estiman alrededor del 2,5% del PBI.

Resulta evidente entonces que los peruanos hemos ido aprendiendo la importancia de prevenir y, por ello, los efectos de El Niño se han ido enfrentando con mejor infraestructura y actividades de preparación. Pero aún estamos lejos de las mejores prácticas y necesitamos hacer mucho más. Porque se espera que los fenómenos climatológicos sean cada vez menos excepcionales.

Los efectos de El Niño se han ido enfrentando con mejor infraestructura y actividades de preparación. Pero aún estamos lejos de las mejores prácticas y necesitamos hacer mucho más.

Hemos tenido avances, pero se han tomado decisiones sobre el SINAGERD que han tenido efectos contraproducentes. Por ejemplo, con la finalidad de darle mayor peso a la atención de las emergencias, se ha transferido el INDECI de la PCM al MINDEF. Lo mismo ha sucedido con el Centro Nacional de Estimación, Prevención y Reducción del Riesgo de Desastres (CENEPRED). Asimismo, se ha desactivado la Secretaría de Gestión de Riesgos de Desastres de la PCM, que era la que dirigía las acciones en la dimensión multisectorial y con los tres niveles de gobierno. Si bien es conveniente la participación y liderazgo de la fuerza militar para la atención de emergencias, por cuanto son ellas las que tienen el equipamiento y la preparación necesarios, también es cierto que se ha perdido la mirada multidimensional que debe tener la previsión de escenarios de riesgos y la articulación de acciones de prevención y respuesta.

Si bien es conveniente la participación de la fuerza militar para la atención de emergencias, se ha perdido la mirada multidimensional de la previsión de riesgos y de la articulación de acciones de prevención y respuesta

Precisamente, uno de los aciertos de los dos últimos gobiernos ha sido activar el Centro de Operaciones de Emergencias Nacional (COEN), donde se deben reunir las mejores capacidades de todos los sectores para trabajar en conjunto en las tres etapas de gestión del riesgo: prevención, respuesta y reconstrucción.

Porque sería mejor la estrategia de enviar un ministro a cada región si contase con el “plan de acción” completo e instrucciones precisas que sean producto de acciones coordinadas por una entidad líder. Es ahí donde se ha ido perdiendo peso desde que el sector Defensa ha asumido su rol con liderazgo pero circunscrito exclusivamente a la respuesta frente a emergencias y se ha dejado de lado las otras etapas de la gestión de riesgos que ya hemos mencionado.

Adicionalmente, está la percepción de que existen dos instancias paralelas en la etapa de reconstrucción. Por una parte, está el propio INDECI y, por otro, la Autoridad de Reconstrucción con Cambios. Más aún, en el norte del país, el desconcierto se hizo evidente en el 2017 y, seguramente, ahora volverá a presentarse el mismo problema: ¿A quién debe recurrir la autoridad local, regional o sectorial para disponer de recursos que le permitan atender con urgencia la rehabilitación de infraestructura básica y no se repita lo que ocurrió después de El Niño Costero 2017? No olvidemos que se enfrenta una fuerte presión social sobre el Plan de Reconstrucción con Cambios que lanzó el Gobierno de PPK, debido a su avance aún muy reducido. Este plan de reconstrucción con “cambios” generó grandes expectativas, en la medida que ofrece preparar al Perú para futuros acontecimientos catastróficos, lo cual es muy deseable y podría ser la base para establecer una Política de Estado de prevención, pero si se hace bien.

Está la percepción de dos instancias paralelas en la reconstrucción (INDECI y la Autoridad de Reconstrucción con Cambios). En el norte del país hubo desconcierto en el 2017 con el problema de no saber a quién recurrir

Es por ello que para lograr que tengamos un país con mayor resiliencia al cambio climático y mejor preparado para afrontar los fenómenos naturales, será necesario afianzar institucionalidad, liderazgos y roles en la gestión de riesgos. Es urgente que exista una autoridad que organice y disponga acciones coordinadas para la prevención, respuesta y reconstrucción. Debemos hacer mayores esfuerzos para construir una entidad que tenga a su cargo el seguimiento de la ejecución de los planes de acción, en las distintas instancias de Gobierno, que pueda sancionar a los funcionarios y ciudadanos que incumplan normas y directivas expresas de seguridad. Asimismo, que esté al mando de un sistema de alerta temprana que complemente lo que se pueda hacer en materia de construcción de infraestructura y creación de consciencia ciudadana.


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Mi opinión:
Un país será prevenido si su nivel cognitivo per cápita sea de medio a superior, en promedio,en su defecto toca a quienes si lo poseen, además del servicio desinteresado a la comunidad, hacer una tarea titánica para lograr dos objetivos fundamentales;

1. Evitar que se refuerce el beneficio personal de unos cuantos.

2. Lograr que la información relevante llegue a la población con veracidad, cantidad y objetividad necesarias, para las adecuadas tomas de decisiones en el futuro.

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Exitoso mensajero busca mensaje

The New York Times ES
Por ALBERTO VERGARA 26 de marzo de 2019



LIMA — Martín Vizcarra cumple un año en la presidencia peruana. Ha sido un presidente atípico por varias razones. Llegó al poder tras la renuncia de Pedro Pablo Kuczynski (PPK) por actos de corrupción. Vizcarra, su vicepresidente y embajador en Canadá, guardó silencio durante aquel convulso verano peruano. El fujimorismo (Fuerza Popular) que lo había atacado de manera feroz mientras fue ministro de PPK, ahora lo veía con buenos ojos para la presidencia. Y las primeras declaraciones tanto de Vizcarra como de su primer ministro, César Villanueva, revelaron cierto alineamiento con Fuerza Popular. Parecía instalarse un ejecutivo cercano al fujimorismo.

Pero algo cambió. No sabemos qué fue. Por la razón que fuese, el concubinato de ocasión derivó en divorcio por obligación.

El éxito de Vizcarra descansa en haber sabido construir una plataforma que, sin ser de izquierda, se distancia de las dos derechas existentes en el Perú: la ppkausa de Kuczynski y la fujimorista. A pesar de haber llegado al poder como vicepresidente de PPK, Vizcarra no pertenecía a esa galaxia —limeña, empresarial, frívola— que cuando repite la cantaleta de “poner el Estado al servicio del ciudadano” imagina la caja rápida de un supermercado. Asimismo, cruzó espadas con el fujimorismo, una derecha ramplona y retrógrada que en cualquier momento bien podría adoptar aquel viejo eslogan franquista de “¡muera la inteligencia, viva la muerte!”. Distanciado de ambas, Vizcarra construyó un perfil democrático y popular.

El problema es que Vizcarra pareciera no ser consciente de todo esto. Ha sido un magnífico mensajero —movido por reflejos, oportunidades y olfato de corto plazo—, pero desprovisto de una propuesta política que ensamble las medidas dispersas de su gobierno. Lo hecho hasta ahora puede caber en el membrete de “anticorrupción”, pero esa etiqueta es de caducidad rápida. Los ciudadanos queremos que nos libren de lo peor, pero también que nos propongan lo mejor. Y ahí Vizcarra es un mensajero sin mensaje.

Vizcarra empuñó la bandera anticorrupción. Llamó a una cruzada por la reforma del poder judicial y dejó en claro que el congreso de mayoría fujimorista impedía realizarla. La ciudadanía, que había esperado por años un presidente con agallas para luchar contra la corrupción, aplaudió el arrojo. Fue una estrategia arriesgada, porque podía haberle costado el puesto: el fujimorismo y sus aliados eran numerosos y organizados. La movida requirió coraje. El coraje es siempre un rasgo atípico entre los políticos.

El presidente convocó a un referéndum que resultaba una novedad positiva. De un lado, buscaba trazar el camino hacia la reforma de dos componentes cruciales de la institucionalidad democrática y una sociedad decente: el Estado de derecho y la representación política. Por primera vez en casi dos décadas, temas institucionales dominaron el debate público. De otro lado, la consulta introducía la olvidada legitimidad popular en un país confiado en el saber tecnocrático.

Vizcarra consiguió un triunfo rotundo. Más del 80 por ciento de la población votó en el sentido que el presidente abogaba. El gran derrotado fue el congreso dominado por el fujimorismo, que durante dos años demostró una y otra vez que su objetivo es sabotear el Estado de derecho.

Como se dijo, Vizcarra ha sido un gran mensajero. Su origen provinciano, su verbo simple y la reiteración de un solo gran objetivo, la anticorrupción, le granjearon una adhesión casi unánime. Una adhesión extraña, por cierto: un respaldo serio a unas propuestas largamente esperadas; no el apoyo tumultuoso a un líder demagogo.

Además de las reformas de la justicia y política impulsadas en el referéndum, el presidente mostró otras iniciativas positivas: logró que el presupuesto brinde más recursos a la agenda de género al tiempo que formaba un gabinete ministerial paritario; ha confiado en descentralizar el presupuesto a las autoridades regionales, y ministros y ministras poseen rostros y trayectorias que reflejan un país mestizo y meritocrático, antes que blanco y plutocrático, como los prefería PPK.

Tal vez para remediar la falta de un mensaje, el presidente ha nombrado recientemente a Salvador del Solar como primer ministro. Del Solar es actor, director y guionista, y quizá sea este último oficio el que más necesita el gobierno. El productor Vizcarra ya plantó los inconexos elementos de una película que podría ser un éxito de taquilla y de crítica. Ahora el guionista Del Solar debe ponerle drama, carne y densidad. Por obligación, la película que le han encargado al nuevo presidente del Consejo de Ministros debe profundizar las claves del éxito de Vizcarra: consolidar la historia de su emancipación corajuda de las dos derechas peruanas.



Es probable que Vizcarra y Del Solar ignoren la oportunidad que tienen entre manos. Como en muchos países latinoamericanos, en el Perú el liberalismo político fue una doctrina de señoritos bienintencionados y bien comidos pero sin anclaje popular. El sentido de las reformas de Vizcarra, sus prioridades de gobierno y su simpatía con el Perú no limeño, contienen el sentido y la posibilidad de un liberalismo popular.

No es la primera vez que una oportunidad así aparece. El presidente Alejandro Toledo encarnó esto mismo en 2001. Su origen humilde y andino combinado con la lucha por la democracia —cuando Fujimori juraba ilegalmente para un tercer mandato presidencial en el año 2000— constituyeron la oportunidad de acercar una agenda liberal con el país real. En la primera vuelta de la elección de 2001, Toledo venció en 23 de los 25 departamentos del Perú. Pero pasadas las elecciones dilapidó esa posibilidad: el oportunista de corto plazo no entendía la oportunidad de largo plazo. Y pasaron casi veinte años para que conversásemos de nuevo sobre instituciones democráticas.


Vizcarra y Del Solar deberían establecer un plan que garantice que no serán recordados como el expresidente Toledo —no hago referencia a sus acusaciones de corrupción—. Están presentes las condiciones para consolidar unas reformas liberales que gocen de legitimidad popular. Y quien haya visto Magallanes, la estupenda película de Salvador del Solar, entiende que su director posee unas convicciones y preocupaciones por el Perú, su ciudadanía y la historia que nada tienen que ver con las derechas prevalecientes en el país. Al igual que Vizcarra, su futuro político pasa por no ser confundido con ninguna de ellas.

El corazón político de esta posibilidad está en los proyectos de reforma política y de la justicia que el ejecutivo ha presentado al congreso. Pero ambos son obstruidos en el legislativo. Vizcarra y Del Solar deberían empujarlas con decisión y convicción. Un referéndum de resultado categórico las avala. Si queremos que las elecciones de 2021 se hagan con nuevas y mejores reglas, no hay otra opción. Apostar con firmeza por ellas, además, garantiza que el gobierno mantenga su exitosa identidad alejada simultáneamente de la derecha fujimorista y la ppkausa; membretes que tal vez señalen colectividades pasajeras y débiles, pero que simbolizan dos vicios constantes que un liberalismo popular está obligado a combatir en el Perú: la ilegalidad y el privilegio.

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Mi opinión:

Vizcarra y compañía no solo deben hacer frente a los males endémicos de la nación; (inseguridad, informalidad, educación, infraestructura, gestión del riesgo de desastres) sino que ahora debe hacer frente, y con mucha y dura batalla, a la corrupción enquistada a nivel metastásico y a altos niveles de los diferentes poderes e instituciones del estado (PJ, ex-CNM, Min. Público, ...) para cuya atención debería contar con el apoyo (previo discernimiento y consenso) del Kongrezoo (en el país lo entendemos así), sin embargo las fuerzas mayoritarias anteponían sus intereses personales y los grupales, a los intereses de toda la nación.

Es dura la lucha, es extensa, espero no les resulte extenuante, se han dado pasos importantes en dar pelea que resultaría, por lo menos fatuo, o tal vez contraproducente si se detiene, porque reforzaría el "modus vivendi" de los corruptos. Apoyemos la extirpación de la mayoría de tales males endémicos.

Relaves, bancarrota y cárcel

Autor: Jean Pierre Fernandez (jpfernandez@prensagrupo.com)
11 de Marzo del 2019.

El tema de los relaves está al rojo vivo, y es debido al reciente accidente catastrófico en Minas Gerais, en Brasil: el colapso de la relavera de Vale, la principal productora de hierro del mundo. Además de los inmensos daños a la propiedad y el entorno, el colapso de la relavera, que aún es estudiado, ha causado la muerte de cientos de lugareños y la desaparición de otras tantas decenas.

El desastre de Brumadinho es el más fresco en la memoria colectiva, pero no el único. Estas fallas de ingeniería, y por tanto humanas, tienen su biografía. En agosto de 2014, la presa de la empresa Metal Corp., productora de oro y cobre a cielo abierto, se derrumbó. Sucedió en el estado de la Columbia Británica, en Canadá. Se conoce este suceso como la falla del Monte Polley. Aunque no se llevó por delante ninguna vida humana, la ola de lodo de 25 millones de metros cúbicos contaminó el río Cariboo, lagos y un arroyo.

Dir Van Zyl, investigador especialista en relaves y profesor de la Universidad de la Columbia Británica, a su paso por el Perú en 2015, explicó que la falla del Monte Polley se debió a la intolerable cantidad de agua en la presa: 10 millones de metros cúbicos de agua frente a 7.3 millones de metros cúbicos de material sólido: la receta de la licuefacción estática, la fórmula de la erosión interna.

Siegfried Arce, gerente general de TATA22, empresa consultora en minería, explica que la presa del Monte Polley era conocida en los círculos enterados como una de “aguas arriba”. Tras el accidente, Canadá endureció su legislación de relaveras.

Ahora bien, tras el acontecimiento de Brumadinho, en Brasil la reacción ha sido más dura: han prohibido la construcción de este tipo de relaveras aguas arriba.La relavera de Brumadinho que falló, así como la de Samarco en años anteriores, estaban basadas en el diseño de aguas arriba. 

Siegfried Arce sostuvo que en el Perú hay relaveras de tamaños sorprendentes – “muy grandes, entre las mayores del mundo, como la de Antamina, una de las más altas, la de Cerro Verde y Quebrada Honda, de Southern”- pero que a diferencia de Brasil, tenemos “otra geología”. “En Perú se aplican diseños de relaveras de mucho mayor nivel”, afirmó en un conversatorio del tradicional  Jueves Minero sobre estas infraestructuras, organizado por el Instituto de Ingenieros de Minas del Perú. “Comenzando porque estamos en un país sísmico, nuestros criterios de diseño son siempre más elevados”.

Tras un sismo de finales de los años noventa que devastó el sur, el Perú prohibió la construcción de relaveras aguas arriba. El agua, su mala gestión para ser más precisos, a juicio de Siegfried Arce, es el gatillador de la mayoría de accidentes de este tipo en el mundo: “El agua es uno de los problemas de las relaveras”.

Los relaves son el desecho final del proceso minero, la roca sin valor comercial, a la que se le ha extraído las singulares cantidades de cobre y oro. En una operación actual, los relaves equivalen a más del 90% de los desechos, sin tener en cuenta los desmontes. “Los mineros somos administradores de desechos, no solamente tenemos que traer el mineral a la planta, sino también procesarlo para extraer su precioso contenido y gestionar el desecho que resta”, sintetizó Siegfried Arce . “Y la gestión del desecho ha sido considerado como un costo y no como un paso vital en la mina”.

Siegfried Arce relató que hace algunas décadas los relaves mineros se lanzaban a los ríos, a las playas. “Así se pensaba antes en el Perú”, rememora, hasta que el Gobierno peruano obligó a las mineras construir un depósito para los desechos del proceso y cuidar que no dañen el entorno. “Ahora todo ha cambiado, los mineros tienen un concepto bastante diferente de lo que es una presa de relaves. No es barata, pero una estructura bien diseñada y construida es rentable porque las consecuencias ya las conocemos: una falla y la mina puede irse a la bancarrota y los dueños, a la cárcel. No es un juego. Más que un costo adicional, se trata de seguridad”.

Donald East, director técnico de Amec Foster Wheeler Perú S.A., trabaja en el Perú desde 1992, momento en los que el país “peleaba por disponer de una minería moderna” y ahora, apostilló, “puedo decir que en los últimos 25 años Perú ha formado algunos de los mejores ingenieros mineros en Sudamérica”. Donald East también concuerda con sus colegas: “En este país se diseñan las presas de relaves más grandes del mundo. Aquí hay estructuras que llegan a los 200 metros de altura”, refirió.

El ejecutivo de Amec es más cauto con respecto a lo acontecido en Brumadinho: “Lo que ha pasado en Brasil es un misterio”, mas tiene una pista, y esta guarda relación con el diseño de presas de relaves aguas arriba. “El diseño técnico de construir represas sobre represas (el método de aguas arriba)”, dijo, es cuestionable. “Lo más importante en el diseño de relaveras es el drenaje”, clamó, y las fallas, recordó, no comienzan instantes antes del desastres; las fallas se originan meses e incluso años antes, y a esas fallas se le van sumando otros errores.

José Luis Lara Montani es gerente general de Lara Consulting & Engineering S.A.C. y también estuvo presente en el conversatorio del IIMP. Llegó para desmitificar que no siempre una actividad sísmica dispara las fallas de una relavera, y eso nos lo recuerda el desastre en Brasil. Si de terremotos debemos hablar, es casi imposible obviar hablar de Chile. Chile es un país sísmico y minero. Como en el Perú, y debido a su condición de terreno elevadamente inestable por los sismo, Chile también prohibió la construcción de relaveras aguas arriba. ¿Cómo llegaron a esa conclusión?

Tras diversos terremotos, los fiscalizadores notaron que solían fallar las construidas con el diseño de aguas arriba y permanecían intactas las relaveras aguas abajo, un modelo de diseño que refuerza el dique piramidal conforme aumenta la cantidad de relaves. “El corolario fue claro: un país sísmico no puede permitir la construcción de relaveras aguas arriba”, dijo José Luis Lara.

Lara Montani aseveró que “muchos de los proyectos más innovadores de relaveras están en el Perú, pero no se difunden”. Pero hay sin embargo otro asunto que, cree el especialista, debe ser interiorizado y es la inversión en más y mejores investigaciones. El conocimiento nunca debe ser entendido como un gasto. “Es una mala inversion dejar de hacer las investigaciones; el costo que de la remediación paga con creces la investigación que se tuvo que hacer” en varios de los desastres que se han producido en el mundo, zanjó.

Sobre el Perú, reconoció que un paso para mejorar la gestión de las relaveras es “empoderar a los responsables de estas”. Admitió que “los CEO le ha dado la importancia a este asunto porque la responsabilidad no es solo civil sino hasta penal”. Añadió en nuestro país “el estándar es bueno” porque hay “minas con tecnologías avanzadas de filtrados; los depósitos de relaves filtrados más grandes del mundo están en el Perú”.

Con todo, existe una preocupación que no deja tranquilo a José Luis Lara Montani  y es el pasado. Hoy el Perú diseña sus relaveras basado en los parámetros de exigentes leyes como las canadienses. Pero este cambio es reciente. “Entonces, ¿qué sucede con las relaveras que diseñamos y construimos antes de asimilar estas leyes más demandantes?”, se preguntó. “Esto se podría volver un problema”.

“Una falla en la relavera y la mina puede irse a la bancarrota y los dueños, a la cárcel”


MI OPINIÓN:
Y vaya que se vuelve en un gran problema cuya solución implica reparar lo dañado o intentar regresar al estado anterior al impacto, varios aspectos no menos relevantes; sociedad, desempeño económico del entorno a la mina, recuperación de las labores, pago de compromisos existentes, recuperación de personas afectadas, indemnización por pérdidas, juicios por pérdidas de infraestructura (laboral, social, cultural, medio ambiental, etc.), prisión a los responsables, .......

¡Vaya que es un gran problema!.

Mujeres

Respeto y amor
(Arjona Delia)


¿Qué será que está pasando?
A ellas las están matando
con violencia y con crueldad.
Son mujeres sometidas,
se apoderan de sus vidas,
¡les roban su libertad!

Siempre actuando con sadismo
y con un falso machismo
¡pisotean la verdad!
Su violencia va en aumento,
son salvajes y sangrientos
¡pues no admiten la igualdad!

¡Todas juntas reaccionemos,
es hora que despertemos,
pongamos punto final!
Que termine la violencia
este accionar con demencia
sanguinario, criminal.

Resguardemos a mujeres,
si al maltrato se atreviere,
la justicia debe actuar.
Si el respeto desconoce,
que se escuchen nuestras voces,
¡no las podrán silenciar!

¡Ni una menos más queremos!
Si nos unimos podremos
el flagelo detener.
Pues todas somos iguales
¡y que en el mundo se instale
el respeto a la mujer!



RETRATO DE MUJER
(Arjona Delia)

Tu retrato en el espejo
es fiel muestra del bosquejo
que refleja tu interior.
El regocijo en tu cara
parece que dibujara
tu ternura y gran amor.

Esa magia que tú inspiras,
en el aire se respira
¡tu aroma es seductor!
Con melodías cautivas,
una imagen positiva
que incentivan al amor.

El espejo, que no miente,
que te muestra inteligente,
¡digna eres de admiración!
Victoriosa fortaleza,
y desplegando entereza
entregas el corazón.

Quiero verme reflejada
en tus ojos, tu mirada,
y poder de ti aprender.
Que tu imagen Dios conserve
y que el espejo preserve
¡tu retrato de mujer!

La compañía personal

 Este texto, brutalmente honesto, la escribió Sylvia Plath con 17 años, en una carta dirigida a un amigo (enero 1970). Líneas antes: "E...