Relaves, bancarrota y cárcel

Autor: Jean Pierre Fernandez (jpfernandez@prensagrupo.com)
11 de Marzo del 2019.

El tema de los relaves está al rojo vivo, y es debido al reciente accidente catastrófico en Minas Gerais, en Brasil: el colapso de la relavera de Vale, la principal productora de hierro del mundo. Además de los inmensos daños a la propiedad y el entorno, el colapso de la relavera, que aún es estudiado, ha causado la muerte de cientos de lugareños y la desaparición de otras tantas decenas.

El desastre de Brumadinho es el más fresco en la memoria colectiva, pero no el único. Estas fallas de ingeniería, y por tanto humanas, tienen su biografía. En agosto de 2014, la presa de la empresa Metal Corp., productora de oro y cobre a cielo abierto, se derrumbó. Sucedió en el estado de la Columbia Británica, en Canadá. Se conoce este suceso como la falla del Monte Polley. Aunque no se llevó por delante ninguna vida humana, la ola de lodo de 25 millones de metros cúbicos contaminó el río Cariboo, lagos y un arroyo.

Dir Van Zyl, investigador especialista en relaves y profesor de la Universidad de la Columbia Británica, a su paso por el Perú en 2015, explicó que la falla del Monte Polley se debió a la intolerable cantidad de agua en la presa: 10 millones de metros cúbicos de agua frente a 7.3 millones de metros cúbicos de material sólido: la receta de la licuefacción estática, la fórmula de la erosión interna.

Siegfried Arce, gerente general de TATA22, empresa consultora en minería, explica que la presa del Monte Polley era conocida en los círculos enterados como una de “aguas arriba”. Tras el accidente, Canadá endureció su legislación de relaveras.

Ahora bien, tras el acontecimiento de Brumadinho, en Brasil la reacción ha sido más dura: han prohibido la construcción de este tipo de relaveras aguas arriba.La relavera de Brumadinho que falló, así como la de Samarco en años anteriores, estaban basadas en el diseño de aguas arriba. 

Siegfried Arce sostuvo que en el Perú hay relaveras de tamaños sorprendentes – “muy grandes, entre las mayores del mundo, como la de Antamina, una de las más altas, la de Cerro Verde y Quebrada Honda, de Southern”- pero que a diferencia de Brasil, tenemos “otra geología”. “En Perú se aplican diseños de relaveras de mucho mayor nivel”, afirmó en un conversatorio del tradicional  Jueves Minero sobre estas infraestructuras, organizado por el Instituto de Ingenieros de Minas del Perú. “Comenzando porque estamos en un país sísmico, nuestros criterios de diseño son siempre más elevados”.

Tras un sismo de finales de los años noventa que devastó el sur, el Perú prohibió la construcción de relaveras aguas arriba. El agua, su mala gestión para ser más precisos, a juicio de Siegfried Arce, es el gatillador de la mayoría de accidentes de este tipo en el mundo: “El agua es uno de los problemas de las relaveras”.

Los relaves son el desecho final del proceso minero, la roca sin valor comercial, a la que se le ha extraído las singulares cantidades de cobre y oro. En una operación actual, los relaves equivalen a más del 90% de los desechos, sin tener en cuenta los desmontes. “Los mineros somos administradores de desechos, no solamente tenemos que traer el mineral a la planta, sino también procesarlo para extraer su precioso contenido y gestionar el desecho que resta”, sintetizó Siegfried Arce . “Y la gestión del desecho ha sido considerado como un costo y no como un paso vital en la mina”.

Siegfried Arce relató que hace algunas décadas los relaves mineros se lanzaban a los ríos, a las playas. “Así se pensaba antes en el Perú”, rememora, hasta que el Gobierno peruano obligó a las mineras construir un depósito para los desechos del proceso y cuidar que no dañen el entorno. “Ahora todo ha cambiado, los mineros tienen un concepto bastante diferente de lo que es una presa de relaves. No es barata, pero una estructura bien diseñada y construida es rentable porque las consecuencias ya las conocemos: una falla y la mina puede irse a la bancarrota y los dueños, a la cárcel. No es un juego. Más que un costo adicional, se trata de seguridad”.

Donald East, director técnico de Amec Foster Wheeler Perú S.A., trabaja en el Perú desde 1992, momento en los que el país “peleaba por disponer de una minería moderna” y ahora, apostilló, “puedo decir que en los últimos 25 años Perú ha formado algunos de los mejores ingenieros mineros en Sudamérica”. Donald East también concuerda con sus colegas: “En este país se diseñan las presas de relaves más grandes del mundo. Aquí hay estructuras que llegan a los 200 metros de altura”, refirió.

El ejecutivo de Amec es más cauto con respecto a lo acontecido en Brumadinho: “Lo que ha pasado en Brasil es un misterio”, mas tiene una pista, y esta guarda relación con el diseño de presas de relaves aguas arriba. “El diseño técnico de construir represas sobre represas (el método de aguas arriba)”, dijo, es cuestionable. “Lo más importante en el diseño de relaveras es el drenaje”, clamó, y las fallas, recordó, no comienzan instantes antes del desastres; las fallas se originan meses e incluso años antes, y a esas fallas se le van sumando otros errores.

José Luis Lara Montani es gerente general de Lara Consulting & Engineering S.A.C. y también estuvo presente en el conversatorio del IIMP. Llegó para desmitificar que no siempre una actividad sísmica dispara las fallas de una relavera, y eso nos lo recuerda el desastre en Brasil. Si de terremotos debemos hablar, es casi imposible obviar hablar de Chile. Chile es un país sísmico y minero. Como en el Perú, y debido a su condición de terreno elevadamente inestable por los sismo, Chile también prohibió la construcción de relaveras aguas arriba. ¿Cómo llegaron a esa conclusión?

Tras diversos terremotos, los fiscalizadores notaron que solían fallar las construidas con el diseño de aguas arriba y permanecían intactas las relaveras aguas abajo, un modelo de diseño que refuerza el dique piramidal conforme aumenta la cantidad de relaves. “El corolario fue claro: un país sísmico no puede permitir la construcción de relaveras aguas arriba”, dijo José Luis Lara.

Lara Montani aseveró que “muchos de los proyectos más innovadores de relaveras están en el Perú, pero no se difunden”. Pero hay sin embargo otro asunto que, cree el especialista, debe ser interiorizado y es la inversión en más y mejores investigaciones. El conocimiento nunca debe ser entendido como un gasto. “Es una mala inversion dejar de hacer las investigaciones; el costo que de la remediación paga con creces la investigación que se tuvo que hacer” en varios de los desastres que se han producido en el mundo, zanjó.

Sobre el Perú, reconoció que un paso para mejorar la gestión de las relaveras es “empoderar a los responsables de estas”. Admitió que “los CEO le ha dado la importancia a este asunto porque la responsabilidad no es solo civil sino hasta penal”. Añadió en nuestro país “el estándar es bueno” porque hay “minas con tecnologías avanzadas de filtrados; los depósitos de relaves filtrados más grandes del mundo están en el Perú”.

Con todo, existe una preocupación que no deja tranquilo a José Luis Lara Montani  y es el pasado. Hoy el Perú diseña sus relaveras basado en los parámetros de exigentes leyes como las canadienses. Pero este cambio es reciente. “Entonces, ¿qué sucede con las relaveras que diseñamos y construimos antes de asimilar estas leyes más demandantes?”, se preguntó. “Esto se podría volver un problema”.

“Una falla en la relavera y la mina puede irse a la bancarrota y los dueños, a la cárcel”


MI OPINIÓN:
Y vaya que se vuelve en un gran problema cuya solución implica reparar lo dañado o intentar regresar al estado anterior al impacto, varios aspectos no menos relevantes; sociedad, desempeño económico del entorno a la mina, recuperación de las labores, pago de compromisos existentes, recuperación de personas afectadas, indemnización por pérdidas, juicios por pérdidas de infraestructura (laboral, social, cultural, medio ambiental, etc.), prisión a los responsables, .......

¡Vaya que es un gran problema!.

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