De nuevo vivimos el desborde de la corrupción (Julio 2018).
Odebrecht, club de empresas y las altas autoridades gubernamentales, corruptas, son apenas algunos tentáculos del inmenso pulpo de la corrupción en que se ha convertido, sistemática y negativamente, nuestra institucionalidad.
Quienes pensamos que habíamos tocados fondo, en la miseria institucional, al ver el video "Kouri – Montesinos" (Set. 2001), estábamos equivocamos.
Quienes sonreímos aliviados tras culminar la condena a funcionarios del desfalco socio-económico que significó la dictadura fujimorista -incluyéndolo a él mismo- fuimos engañados.
Aquellos que apoyamos a Toledo a "recuperar" el país, de la corrupción, nos vieron la cara.
Quienes volvieron a creer en la verborrea de García, fueron engañados, pues repitió los actos de corrupción.
Quienes creímos en aquella frase; "¿Tan difícil es caminar derecho?", como propuesta nacionalista que acompañó a Humala, fuimos vilmente depredados.
Los que creímos y apoyamos la oportunidad de instaurar la tecnocracia para vencer la politiquería, elevando a Pedro Pablo Kuczynski a la más alta investidura, evitando que regrese algún fujimori, sufrimos la más infame decepción.
Gobernadores Regionales, Alcaldes Provinciales y Distritales presos o denunciados, o aquellos cientos de funcionarios municipales o regionales con altas sospechas por malos manejos económicos.
Quienes no podemos o queremos ver que hay candidatos financiados con dinero ilícito, (presidentes, gobernadores, alcaldes), procesos de licitación amañados, abuso de las adendas, órganos de control que funcionan como coladera, es que somos idiotas.
Los graves hechos conocidos en la nefasta podredumbre de los últimos días (hoy también, 12 Julio 2018), donde se escuchaba a miembros del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) y Poder Judicial (PJ), "negociando favores, pactando sentencias, nombrando a voluntad y con total descaro", revela no sólo el enorme grado de inmoralidad con que actúan quienes están llamados a impartir justicia sino también la existencia de "mecanismos, prácticas y vicios que pervierten y contaminan la administración judicial", no existe seguridad jurídica sin un buen sistema de justicia y sin eso "no hay estabilidad institucional, entonces no habrá inversiones y por ende no existirá desarrollo económico ni social".
Solo espero que, en las universidades, no estemos "deformando" a los futuros abogados, sería más nefasta la vida futura de la nación.
Nuestras institucionalidad sufre la metástasis de la corrupción.
¿Cuándo empezaremos a atacar, de raíz, ese monstruoso cáncer?.
Solo algunos periodistas valientes, por ende profesionales, mostraron a la nación los "audios de la vergüenza" que escuchamos pasmados y adoloridos en nuestra alma, en un país que nos ataca y un sistema que no nos defiende, y por increíble que parezca, todos pagamos.
Cuando cada uno de los votantes aceptemos nuestra responsabilidad, aquella que nos permite "elegir" a quienes dirigirán las riendas de nuestro destino y no esperemos que desde afuera nos enrostren la frase; "tienen lo que merecen".
Si queremos ver nuestro país, cómo "un árbol grande y fuerte, con profundas raíces y dando buenos frutos", debemos ser conscientes de que cada uno somos parte de esa raíz, del cual no debemos ni podemos separarnos. Merezcamos ser parte de la raíz de ese frondoso árbol.
A mayor impunidad, mayor corrupción. No debemos esperar a más.
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