Hacia dónde va el Perú?. Una mirada holística y prospectiva, según Federico Dejo.

¿QUE ES EL IDS?
Es el promedio aritmético del estado de las variables más importantes y sistémicas de un territorio, las cuales al interrelacionarse, determinan las posibilidades de desarrollo de un país.
Las variables que se utilizan para calcular el IDS, tienen un parámetro de referencia que se considera necesario alcanzar para lograr el Desarrollo Sostenible. Si la medición realizada está por debajo del parámetro, se deben implementar acciones para reducir la brecha hasta alcanzar la meta objetivo. La metodología de identificación, proceso e interpretación de la data utilizada para obtener el IDS es holístico y territorial. La información se procesa con el programa Planning & Project System.

¿CÓMO SE OBTIENE EL IDS?
Para obtener el IDS nacional, se selecciona un conjunto de variables e indicadores cuyos valores se actualizan permanentemente. La data seleccionada se sustenta en información oficial y de instituciones privadas debidamente acreditadas. Los valores de las variables e indicadores se calculan utilizando una escala de estandarización de puntos que va de 1 a 10, donde 1 es el peor estado de la variable y 10 el mayor.
Son 29 variables, 76 subvariables y 87 indicadores que se monitorean permanentemente. Pertenecen a los siguientes subsistemas: económico ambiental, social, económico e institucional.

¿EN QUE NIVEL DE DESARROLLO NOS UBICAMOS SEGÚN EL IDS ACTUAL?
En octubre 2017 el IDS era 3.88/10. Tres meses después estamos en 3.85/10. Es decir, seguimos descendiendo, tal como viene ocurriendo desde el 2008, y hemos pasado de la zona baja a la zona crítica de desarrollo.



¿QUÉ SIGNIFICA ESTAR EN UN NIVEL DE 3.85/10 DE PUNTAJE?
Al leer en la tabla de abajo las características de un país con valor 3.85 del IDS, debemos preocuparnos mucho de lo que viene aconteciendo. Estamos entrando a un escenario que de no revertirlo nos puede llevar a una anomia y caos generalizado.

Elaboración: Dejo, Federico

¿SE HAN CUMPLIDO DURANTE EL 2017 LAS METAS NECESARIAS PARA ALCANZAR NUESTROS OBJETIVOS DE DESARROLLO HACIA EL BICENTENARIO Y MÁS ADELANTE?
Lamentablemente no. En realidad, estamos involucionando. Una gestión de gobierno inteligente y diestra podría hacernos avanzar hacia las metas programadas y permitir que nuestro país alcance mejoras sustanciales en su desarrollo para los próximos diez años. Pero el resultado del año 2017 es muy preocupante.
Tres meses atrás, cabía la esperanza que si desde el año 2017 al 2025, alcanzáramos un sostenido crecimiento de 0.8 puntos anual en el subsistema de recursos naturales; 0.5 anual en el subsistema de recursos poblacionales; 0.6 puntos anual en el subsistema de recursos técnicos, económicos y productivos; 0.7 anual en el subsistema de recursos institucionales y normativos, era factible encarrilarnos hacia el Desarrollo Sostenible.
Pero al leer la tabla de programación de metas, en la cual se especifican desde el año 2017 al 2025, los valores que deberíamos lograr, y lo que realmente se está alcanzando para avanzar hacia el objetivo de Desarrollo Sostenible, el resultado no es lo que esperábamos. Es notoriamente menos de lo programado.



La evolución de las metas al final del 2017, que monitoreamos con el programa Planning & Project System, nos indica que no solo no se han cumplido en ninguno de los sub sistemas del territorio, sino que en algunos casos, como son Recursos Poblacionales y Recursos Institucionales y Normativos, en comparación con la Línea de Base, hemos retrocedido.

El Perú se ha estancado en su desarrollo, con tendencia a decrecer. Es muy importante que para diciembre 2018 y los años subsiguientes, se cumplan las metas anuales. En la actualidad, la meta hacia el 2018 se debe reprogramar para mantener los valores de metas para los años subsiguientes. Si no se alcanza el ritmo de avance reprogramado para el 2018, el cual debe incorporar lo que no se logró como meta para el 2017, evidenciará graves incompetencias estratégicas en la gestión pública y privada, lo cual nos seguirá manteniendo en el subdesarrollo, a la vez que se deteriorarán más los recursos sociales, ambientales, económicos e institucionales. Hay que tener presente que el crecimiento económico solo garantiza mayor capacidad de producción y posiblemente de ingresos, pero eso no es equivalente a desarrollo y bienestar.

La falta de competencia en la gestión pública, manifestado no sólo en los aspectos técnicos sino también éticos, es percibido negativamente por la opinión ciudadana, que desaprueba fuertemente a los principales actores de los poderes públicos.

Los gobiernos anteriores a Kuczynski (A. Toledo, A. García, O. Humala) tuvieron nota desaprobatoria, y esa misma tendencia se mantiene en el gobierno actual, que está en su segundo año de gestión. Los gobiernos anteriores y el actual, se mueven en un escenario de trabajo calificado por la población como malo o muy malo. Y ésa percepción de la población es consistente con la evolución de tendencia negativa del Índice de Desarrollo Sostenible. Eso estratégicamente es muy malo para el país.


Naturalmente, la pregunta que nos surge ahora es, ¿qué podemos hacer los ciudadanos para que mejore la perfomance de las autoridades responsables de dirigir los destinos del país? Como ellas tienen estabilidad laboral durante su período electo, la opción más pasiva es resignarse y decir “es lo que hay”, “qué vamos a hacer”.

La otra opción es reclamar, protestar, patalear, ganar las calles, pero si no hay alternativas de solución claras ni fuerza política consistente y cohesionada, puede ser desgastante y frustante.

La tercera opción, es armar un programa mínimo de resultados programáticos que reflejen los intereses de desarrollo, justicia e inclusión que tanto necesita el país, el cual debe ser producto de un consenso de las fuerzas ciudadanas. Eso significa fortalecer y darle norte a las organizaciones de la sociedad civil. Y ese programa de consenso ciudadano, convertirlo en una herramienta de gestión con metas y resultados, a las que las autoridades electas deben obligarse cumplir y ser evaluadas en el desempeño de los logros. De no mostrar avances en las metas y objetivos, la ciudadanía tendría una razón suficiente para pedir que den un paso al costado y elegir personas realmente capacitadas para asumir los cargos que la nación les encarga. Hasta ahora, ningún partido demuestra capacidad ni interés en hacer evaluaciones consistentes sobre los compromisos que hacen los políticos, y tampoco de los resultados de la gestión pública en relación a los objetivos de desarrollo del país.

Todo el que asuma un cargo de gran responsabilidad política, sea a nivel nacional, regional, local, debe demostrar que tiene los méritos técnicos, la ética y experiencia de gestión suficiente para garantizar que podrá hacerlo bien. Naturalmente, la ciudadanía debe generar un Poder Civil que vigile el cumplimiento del interés público sobre el privado, con capacidad y prestigio suficiente para que sus propuestas rompan intereses particulares que se han apropiado del Estado, y se viabilicen dentro de una nueva estructura estatal.

Según un informe de la Procuraduría Anticorrupción, cuyos datos fueron publicados por el diario Perú 21 el 16/07/2014, de los 1,841 alcaldes que al año 2014 cumplían funciones en gobiernos locales y provinciales, la cantidad de 1,699 (92%) estaban siendo investigados ya sea por peculado de uso, malversación de fondos, negociación incompatible y colusión.


Agrega el procurador anticorrupción Christian Salas, que más del 50% de los que estaban siendo investigados postulaban a la reelección para el período 2015-2018. Y seguramente muchos volvieron a ser electos y siguen en funciones.

A ello hay que agregar 19 ex presidentes regionales que están siendo investigados por corrupción. Un ex Presidente de la República condenado y en prisión, otro ex Presidente con prisión preventiva, otro fugado con orden de prisión preventiva. Deben también sumarse investigaciones por probables delitos de corrupción a otro ex Presidente de la República, y a una ex candidata a la Presidencia. El actual Presidente, también está siendo interrogado respecto a casos de corrupción ocurridos cuando era Primer Ministro y Ministro de economía durante el gobierno del ex Presidente Alejandro Toledo.


Con liderazgos de ese tipo, difícilmente el país puede encontrar una ruta confiable hacia objetivos de desarrollo basado en el interés público. Hoy pesa más el interés particular utilizando métodos delictivos.

No es muy difícil darse cuenta que hoy en día posiblemente la traba más importante que debemos resolver para avanzar hacia el desarrollo, es la corrupción y falta de ética de quienes manejan los asuntos públicos del país. El problema complejo es que quienes deben destrabar la inmoralidad y carencia de ética son sospechosos de serlo. Y se sabe también que utilizan las debilidades de la ley para perdonarse entre ellos.

En conclusión, el Estado peruano ha abandonado su rol público y social para garantizar el bienestar de todos los peruanos, y se ha convertido en un botín de privados que han copado lugares claves de la administración estatal.

Finalmente, tomar conciencia que de los escenarios que pueden ser posibles hacia el futuro, tal como lo venimos mencionando desde reportes anteriores, sigue fortaleciéndose el escenario menos recomendable.

Escenario menos recomendable: Se da prioridad al interés privado sobre lo público. No hay voluntad de cambios de fondo en los procedimientos que generan privilegios y falta de equidad. Se aspira llegar al poder del Estado para servirse de él. La mayoría de variables relacionadas con el desarrollo nacional, se mantienen con pocas variaciones a lo largo del tiempo, con tendencia a empeorar. Solo hay crecimiento importante en la economía nacional, cuando suben los precios internacionales de las materias primas que exportamos. Pero a la vez se depredan los recursos naturales. La corrupción campea. Pésimo uso de los recursos financieros que favorecen a monopolios corruptos, como empresas tipo Odebrecht y similares. Se usa el Estado y sus instituciones para beneficiar a los amigos o a los que tienen algún tipo de poder. No hay voluntad de reformas de fondo que puedan afectar intereses ya constituidos. Lo que podemos esperar de ese escenario, son más problemas a futuro para la población y la viabilidad como país. Se ha instaurado una cultura que rinde culto a la vanidad, a la ostentación y al “yo primero” como signos de éxito, no importa que sea violando la ley y los derechos fundamentales de las personas.

* Dejo, Federico. Profesor Universidad ESAN.
Lima, Enero 2018
E-mail: fadejo@gmail.com

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